En el colegio nos enseñaron los sacramentos un día, y uno de los pocos que me acuerdo bien y que viene como anillo al dedo en esta parte de la historia es: "honrarás a tu padre y a tu madre". Y digo esto, por que, esto sería lo divino, si mis padres nos hubieran "honrado" a mi hermana y a mi, si mis padres se hubieran preocupado de nosotras como normalmente hacen todos los padres, ahora mismo estaríamos mejor. Aunque bien es cierto que si no nos hubieran pasado todas las cosas que nos han ocurrido, la vida no nos habría enseñado nada. Una vez alguien me ayudó a valorar realmente la vida con una simple frase: "la vida te pone trabas en el camino, hay que saber saltarlas y seguir caminando para llegar a la meta", y con esto comprendí que la vida no es todo de color de rosa, pero que precisamente con esas "trabas" la vida te hace crecer como persona y valorar lo que uno tiene.
Pues... como iba diciendo antes, salí de esa burbuja que me tenía encerrada, y me quité el "colador" por el que veía cada día, y empecé a ver las cosas tal y como venían. Y fue un cambio radical.
En ese momento llegaron amigos, de esos que se cuentan con los dedos de una mano, que están en los buenos y en los malos momentos, y que con sus palabras y sus ánimos yo cada día veía la vida con una sonrisa en la cara, a esto se unía que cada uno de los miembros de mi familia me decian cosas de la familia, cosas duras y con eso entendí porque habían terminado las cosas como habían acabado.
Enterarse de sopetón y sin venir a cuento de la cruel realidad, es muy duro y más en mi persona, pues yo soy una persona muy sensible, y lo que me pareció sorprendente es que, despues de saberlo todo, incluso lo de la separación de mis padres, no solté una sola lágrima. Siempre se suele decir que es mejor decir los problemas a las personas para que se hagan mínimos, pero yo preferí comerme los problemas y ocultar mis propios sentimientos. Solo las personas que realmente valían la pena se dan cuenta de como me siento, porque siempre tengo una sonrisa en la cara y aparento que todo va muy bien.
Para que me vean llorar la situación debe estar ya muy al límite y prefiero mostrar una sonrisa antes que un llanto, y como he dicho antes, la vida me ha cambiar.
miércoles, 30 de enero de 2008
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