miércoles, 30 de enero de 2008

SALIR DE ESA BURBUJA

En el colegio nos enseñaron los sacramentos un día, y uno de los pocos que me acuerdo bien y que viene como anillo al dedo en esta parte de la historia es: "honrarás a tu padre y a tu madre". Y digo esto, por que, esto sería lo divino, si mis padres nos hubieran "honrado" a mi hermana y a mi, si mis padres se hubieran preocupado de nosotras como normalmente hacen todos los padres, ahora mismo estaríamos mejor. Aunque bien es cierto que si no nos hubieran pasado todas las cosas que nos han ocurrido, la vida no nos habría enseñado nada. Una vez alguien me ayudó a valorar realmente la vida con una simple frase: "la vida te pone trabas en el camino, hay que saber saltarlas y seguir caminando para llegar a la meta", y con esto comprendí que la vida no es todo de color de rosa, pero que precisamente con esas "trabas" la vida te hace crecer como persona y valorar lo que uno tiene.
Pues... como iba diciendo antes, salí de esa burbuja que me tenía encerrada, y me quité el "colador" por el que veía cada día, y empecé a ver las cosas tal y como venían. Y fue un cambio radical.
En ese momento llegaron amigos, de esos que se cuentan con los dedos de una mano, que están en los buenos y en los malos momentos, y que con sus palabras y sus ánimos yo cada día veía la vida con una sonrisa en la cara, a esto se unía que cada uno de los miembros de mi familia me decian cosas de la familia, cosas duras y con eso entendí porque habían terminado las cosas como habían acabado.
Enterarse de sopetón y sin venir a cuento de la cruel realidad, es muy duro y más en mi persona, pues yo soy una persona muy sensible, y lo que me pareció sorprendente es que, despues de saberlo todo, incluso lo de la separación de mis padres, no solté una sola lágrima. Siempre se suele decir que es mejor decir los problemas a las personas para que se hagan mínimos, pero yo preferí comerme los problemas y ocultar mis propios sentimientos. Solo las personas que realmente valían la pena se dan cuenta de como me siento, porque siempre tengo una sonrisa en la cara y aparento que todo va muy bien.
Para que me vean llorar la situación debe estar ya muy al límite y prefiero mostrar una sonrisa antes que un llanto, y como he dicho antes, la vida me ha cambiar.

TODAS LAS VERDADES AL DESCUBIERTO

Después de enterarnos de que mi padre se marchaba de casa, se nos vino el mundo encima a mi hermana y a mi. De pequeñas, siempre mi hermana era la mas querida por todos, es decir, al ser la peque de la familia, todo el mundo se volcaba con ella, y como dije en la parte anterior, de mi pasaban, incluso me tomaban como la "tonta" de la familia. Algunos podéis pensar que eso sería la pelusilla que todos sentimos cuando nace nuestro herman@ pequeñ@, y eso sería lo lógico, y me hubiera gustado que eso se hubiera quedado en eso precisamente, en pelusilla que sintiera, pero no. Encima de que en casa no me daban cariño, tenia que acudir a clase, donde también me cogió manía la tutora, y tuve que soportar como una de mis profesoras me pegaba un tortazo por no hacer un trabajo para un festival de navidad. Algunas veces se dice que es mejor perdonar y olvidar, pero para mi, que no ha sido nada facil la vida, se me junta todo, y el rencor se apodera de mi, haciendo que sienta odio a todo aquello que me hizo daño. Aún hoy no puedo creer como la gente puede ser tan mala, y amargar la vida de otras personas, para así sentirse mucho mejor.
Pues como iba diciendo, con esto que sucedió, todos los secretos y mentiras fueron saliendo a la luz.
Yo al principio no quería creer lo que me decían. Y viví en una burbuja, en mi propia burbuja, la gente me decía las cosas como en realidad me lo decian, y siempre veía, como en un colador, veia lo que quería ver y lo demás lo desechaba.
Viví en esta "burbuja" durante un montón de tiempo. Hasta que me di cuenta, que el cariño que estaba recibiendo por parte de los que me resguardaba, era una simple careta, me daban cariño a cambio de información, y si esto os suena cruel, mas cruel os sonará cuando os diga quien la persona que me daba cariño a cambio de información: mi propio padre.