En este momento en el que mis ojeras reflejan todas las noches que mi cara extraña tus caricias.
En un único instante en el que las ramas se deshacen de los frutos, en todos aquellos momentos en los que mi vida ayudó a ser una completa ayuda a la libertad a alguien.
En cualquier ocasión en la que un banco de un parque recuerde con un texto todo aquel cariño que dos personas se tuvieron.
En un segundo todo puede cambiar.
Tocar la fibra sensible de cualquier sentimiento.
En un clima en el que las raíces de un árbol hacen que un pequeño pájaro se pose para descansar…
Un timón solitario en una barca perdida…
Un corazón impedido de tanto sufrir.
Un mito que crea una descarada mirada hacia el futuro.
Anhelar a una persona solamente por su corazón sin más imagen que su propia vida compartida.
Anhelar que ese pequeño arbusto que está tan escondido se pueda encontrar sin GPS, solamente con la intuición del sentimiento más hermoso.
Dos corazones unidos, complicaciones creadas entre las hojas caídas por el otoño que se verán olvidadas al barrerlas.
Extrañar otra vez y otra… sin más futuro que el color amarillo…
Una rápida carrera para escapar de las pisadas que nos siguen.
Esta vez ese corazón no se convertirá en laurel, e idealizaré ese mundo en el que la arrogancia y el ahogo se conviertan en ternura y felicidad.
En un único instante en el que las ramas se deshacen de los frutos, en todos aquellos momentos en los que mi vida ayudó a ser una completa ayuda a la libertad a alguien.
En cualquier ocasión en la que un banco de un parque recuerde con un texto todo aquel cariño que dos personas se tuvieron.
En un segundo todo puede cambiar.
Tocar la fibra sensible de cualquier sentimiento.
En un clima en el que las raíces de un árbol hacen que un pequeño pájaro se pose para descansar…
Un timón solitario en una barca perdida…
Un corazón impedido de tanto sufrir.
Un mito que crea una descarada mirada hacia el futuro.
Anhelar a una persona solamente por su corazón sin más imagen que su propia vida compartida.
Anhelar que ese pequeño arbusto que está tan escondido se pueda encontrar sin GPS, solamente con la intuición del sentimiento más hermoso.
Dos corazones unidos, complicaciones creadas entre las hojas caídas por el otoño que se verán olvidadas al barrerlas.
Extrañar otra vez y otra… sin más futuro que el color amarillo…
Una rápida carrera para escapar de las pisadas que nos siguen.
Esta vez ese corazón no se convertirá en laurel, e idealizaré ese mundo en el que la arrogancia y el ahogo se conviertan en ternura y felicidad.