¿Por qué la vida nos atrae a todo aquello que es para nosotros “imposible”?
Sentirnos atraídos por alguien puede ser maravilloso hasta que el sueño se acaba. Hasta que nuestra cabeza y nuestro corazón se contradicen y hacen que nos planteemos que es lo que realmente necesitamos y a quien necesitamos.
Estar enamorad@ es un sentimiento excepcional hasta que la distancia hace que el corazón se separe en dos, la parte que se queda en el lugar y la parte que busca una nueva dirección con la que olvidarse de lo que ha conocido hasta ahora. ¿Cómo se puede enseñar al corazón a no basarse simplemente en las apariencias y que se fíe más de las segundas y terceras apariencias? ¿Cómo ayudar a un corazón roto a recuperarse cuando todos los días recuerda el dulce puñal que le provocó la herida?
¿Cómo se puede pasar la etapa de la inseguridad y de la desconfianza? ¿Cómo ayudar al corazón a ver las cosas claras?
La ruptura del corazón es una sensación odiosa, nadie lo quiere para él pero cuándo ese alguien se lo hace pasar a otra persona, poco le importa lo que pase.
Pensar en los demás sería genial, haría del mundo un lugar donde se viviera tranquilamente enamorad@.
¿Pero hasta que punto puede llegar una persona a pensar en sí misma cuando el resto del mundo la desplaza?
¿Cómo no hacer caso al corazón cuando lo que sucede en realidad es lo que este intuye?
¿Cómo no dar vueltas a las cosas cuándo estas cambian de forma drástica sin ningún motivo, sin algo que lo pueda explicar? ¿Dónde buscar las razones?
La vida nos recuerda cada día y nos pone cosas por las que luchar, por las que realmente vale la pena esforzarse cada mañana y levantarse todos los días de la cama. Esas pequeñas cosas que no valoramos realmente, pero que siempre estarán ahí, como son las miradas, los gestos y el cariño de las personas, sin olvidar siempre que hemos nacido por algo y por alguien, que aunque el corazón nos diga que nunca encontraremos a alguien que realmente merezca la pena, siempre debemos de fiarnos de la cabeza, que es la sabia, y la que nos dirá siempre que en algún lugar del mundo existe y existirá esa persona que cuando nos vea llorar y pasarlo mal por “la persona perfecta” o “puñal” nos dará un abrazo y realmente nos querrá por nuestras virtudes y nuestros defectos y será el primero en hacernos sonreír después de tantos llantos y nos ayudará a hacerle ver al corazón lo mismo que piensa la cabeza, que es en valorar lo interior y no solamente las “apariencias”.
Sentirnos atraídos por alguien puede ser maravilloso hasta que el sueño se acaba. Hasta que nuestra cabeza y nuestro corazón se contradicen y hacen que nos planteemos que es lo que realmente necesitamos y a quien necesitamos.
Estar enamorad@ es un sentimiento excepcional hasta que la distancia hace que el corazón se separe en dos, la parte que se queda en el lugar y la parte que busca una nueva dirección con la que olvidarse de lo que ha conocido hasta ahora. ¿Cómo se puede enseñar al corazón a no basarse simplemente en las apariencias y que se fíe más de las segundas y terceras apariencias? ¿Cómo ayudar a un corazón roto a recuperarse cuando todos los días recuerda el dulce puñal que le provocó la herida?
¿Cómo se puede pasar la etapa de la inseguridad y de la desconfianza? ¿Cómo ayudar al corazón a ver las cosas claras?
La ruptura del corazón es una sensación odiosa, nadie lo quiere para él pero cuándo ese alguien se lo hace pasar a otra persona, poco le importa lo que pase.
Pensar en los demás sería genial, haría del mundo un lugar donde se viviera tranquilamente enamorad@.
¿Pero hasta que punto puede llegar una persona a pensar en sí misma cuando el resto del mundo la desplaza?
¿Cómo no hacer caso al corazón cuando lo que sucede en realidad es lo que este intuye?
¿Cómo no dar vueltas a las cosas cuándo estas cambian de forma drástica sin ningún motivo, sin algo que lo pueda explicar? ¿Dónde buscar las razones?
La vida nos recuerda cada día y nos pone cosas por las que luchar, por las que realmente vale la pena esforzarse cada mañana y levantarse todos los días de la cama. Esas pequeñas cosas que no valoramos realmente, pero que siempre estarán ahí, como son las miradas, los gestos y el cariño de las personas, sin olvidar siempre que hemos nacido por algo y por alguien, que aunque el corazón nos diga que nunca encontraremos a alguien que realmente merezca la pena, siempre debemos de fiarnos de la cabeza, que es la sabia, y la que nos dirá siempre que en algún lugar del mundo existe y existirá esa persona que cuando nos vea llorar y pasarlo mal por “la persona perfecta” o “puñal” nos dará un abrazo y realmente nos querrá por nuestras virtudes y nuestros defectos y será el primero en hacernos sonreír después de tantos llantos y nos ayudará a hacerle ver al corazón lo mismo que piensa la cabeza, que es en valorar lo interior y no solamente las “apariencias”.
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